Arlette Torres en una portada, sonriendo

Arlette Torres nos cuenta sobre su carrera artística, la importancia de la cultura y mucho más

La actriz venezolana nos ha contado sobre sus proyectos, la história de su carrera y cómo fue interpretar, dos veces, un personaje LGBTQI+

Arlette Torres es una artista que siempre tuvo el arte en su vida. Influenciada por su familia, compuesta por un padre actor (José Torres), una madre periodista y hermanos músicos, siempre estuvo en los grupos de teatro de su escuela y, mismo muy joven, ya hacía sus propias obras teatrales. “Cuando tenía unos 6 o 7 años creaba y producía mis propios montajes teatrales con mis amig@s vecin@s en mi urbanización. Así que prácticamente podría decir que ese fue, sin proponérmelo, mi primer ‘trabajo por cuenta propia’ (risas)”, dice la artista.

La actriz venezolana empezó su carrera en montajes teatrales, como parte del elenco estable del Teatro Universitario para Niños El Chichón y de la agrupación Escena de Caracas, y empezó en el campo audiovisual en telenovelas hasta llegar al cine, en la película Maroa (2006), la cual guarda con mucho cariño en su memoria.

Se ve Arlette Torres sonriendo
Créditos: Arlette Torres via Instagram

 

Aunque sea sua pasión (actuar), Arlette relata que, en el principio, no pensaba que iba a seguir actuando como profesión, pero no había forma de esquivar. “No pensaba que fuera a dedicarme formalmente a ello (interpretación);[…] Sin embargo, en el año 2005 decidí prestar atención a mi voz interior, hacer caso a mi intuición y entregarme a hacer lo que realmente amaba y dedicarme a ello profesionalmente. De manera que viajé a España a seguir formándome y abrirme nuevos horizontes”, comenta.

Asimismo, siguió interpretando varios personajes, de distintas personalidades, descendencias y orientaciones sexuales, como en la película Cenizas eternas (2011), en que interpretaba a Yanomami, una indígena en el Amazonas. “Encarnarla requirió cambios y retos físicos y personales muy importantes, una gran entrega, respeto y confianza en mí misma y en mi equipo. Fue un trabajo hermoso del que guardo maravillosos recuerdos, dice.

En la foto, Arlette está en su personaje para la película Cenizas Eternas
Arlette Torres en Cenizas Eternas | Foto: Divulgação

 

Además, es imprescindible comentar sobre la película LGBTQI+ Azul y No Tan Rosa (2012), de Miguel Ferrari, nominada y ganadora, en 2014, de los Premios Goya – el premio más importante del cine español, como Mejor Película Iberoamericana, además de la nominación como Mejor Actuación Especial, para Arlette Torres, por su personaje, Valentina. También en la película El Embarcadero (2019), de Álex Rodrigo (La Casa de Papel y Vis a Vis), interpretó a Keyla, una mujer homosexual. “Considero importantísimo y vital la representación en la ficción nacional e internacional, además de otros ámbitos, de todas las personas que históricamente han sido marginadas, discriminadas u oprimidas de alguna manera”, completa.

¡Conócela un poquito más en nuestra entrevista exclusiva, donde Arlette nos cuenta sobre toda su trayectoria hasta llegar a España, sus personajes, su opinión sobre la cultura brasileña – a ella le gustan muchísimo las telenovelas y artistas brasileños – y los detalles de cómo ha enfrentado la pandemia en su país!

Lea la entrevista completa a continuación:

Entretetizei: ¡Hola! Me gustaría empezar esta entrevista preguntando cómo fue tu trayectoria, desde Venezuela, hasta llegar a España.

Arlette Torres: Desde que era muy pequeña me vi inmersa en el medio artístico y cultural, por la influencia de mi familia: un padre actor -muy conocido, además- (José Torres), una madre periodista y cuatro de mis siete hermanos musicos. Participaba siempre en los grupos de teatro de mi escuela, el bachillerato y posteriormente en la universidad.

A la par que realizaba mis estudios universitarios de Comunicación Social, me formé como actriz en la Compañía Nacional de Teatro en Venezuela. Y tuve la oportunidad de trabajar en varios montajes teatrales, siendo parte del elenco estable del Teatro Universitario para Niños El Chichón y de la agrupación Escena de Caracas.

Incursioné en el campo audiovisual, participando en un par de series juveniles y en la telenovela Calypso, en la que obtuve mi primer personaje fijo en televisión. En cine, tuve la maravillosa oportunidad de hacer mi primera película (Maroa) con Solveig Hoogesteijn, una de las cineastas más importantes y de renombre en Venezuela. Y posteriormente varios cortometrajes, entre ellos ¿Qué importa cuánto duran las pilas?, con el que participamos y viajamos al Festival de Cannes unos años más tarde.

Es curioso porque a pesar de haber trabajado en numerosos proyectos, hasta entonces veía la interpretación sólo como un hobbie. No pensaba que fuera a dedicarme formalmente a ello; probablemente por algunas inseguridades personales que me afectaban entonces y por lo incierto que puede resultar a veces este oficio o cualquier disciplina relacionada con el mundo del arte.

Sin embargo, en el año 2005 decidí prestar atención a mi voz interior, hacer caso a mi intuición y entregarme a hacer lo que realmente amaba y dedicarme a ello profesionalmente. De manera que viajé a España a seguir formándome y abrirme nuevos horizontes.

E: ¿Cómo descubriste el amor por la actuación y cómo fue tu primer trabajo?

A: Además de crecer en el seno de una familia de artistas, viendo cómo amaban y respetaban (aman y respetan) sus oficios, yo creo que mi amor por la actuación y el arte en general vino con mi ADN.

Cuando tenía unos 6 ó 7 años creaba y producía mis propios montajes teatrales con las personas que vivían cerca de mi casa en mi urbanización. Así que prácticamente podría decir que ese fue, sin proponérmelo, mi primer ‘trabajo por cuenta propia’ (risas).

Escribía mis propias y -originales- adaptaciones para teatro de los cuentos infantiles que mis padres me compraban en el Banco del Libro en Caracas. ¡Ya ves tú! ¡Con 7 años!

A veces incluso hacía mezclas de unas y otras historias. ¡Y las producía! Cogíamos los restos de los disfraces del Carnaval y con ello confeccionábamos los vestuarios; repartía los personajes, dirigía a todas las personas que formaban parte de la obra teatral.. E incluso cobrábamos las entradas al público -algo simbólico- para cubrir ‘gastos de producción’ y las chucherías que ofrecíamos mientras las personas invitadas esperaban a que comenzara la función. Para mí era un juego. Y yo amaba (y amo) jugar.

Por cierto, que inglés y en francés el verbo actuar se traduce -respectivamente- como to play y joué, que también significa jugar.

E: Has trabajado en diversas producciones, desde cortometrajes, hasta TV y teatro. ¿Hay alguna en especial que haya marcado tu vida? ¿Y por qué?

A: Todos los proyectos de los que he formado parte han sido especiales, cada uno por diversas razones. Sin embargo, es cierto que hay algunos que han dejado importantes huellas en mí. Sin duda, el cortometraje La Línea del Olvido, dirigido por Gustavo Rondón, es uno de ellos: fue uno de mis primeros proyectos cinematográficos a nivel profesional y además tuve la fortuna de trabajar con mi padre. Era la primera vez que trabajábamos juntos; así que sí, está en un lugar especial de mi corazón.

También la película Cenizas eternas tiene un gran significado para mí; fue un proyecto que me hizo crecer mucho a nivel actoral y personal. Mi personaje, Maroma, es una indígena de la etnia Yanomami en el Amazonas; así que encarnarla requirió cambios y retos físicos y personales muy importantes, una gran entrega, respeto y confianza en mí misma y en mi equipo. Fue un trabajo hermoso del que guardo maravillosos recuerdos.

E: La película LGBTQIA+ Azul y No Tan Rosa, de Miguel Ferrari, fue nominada, en 2014, como Mejor Película Iberoamericana en los Premios Goya y con tu personaje, Valentina, fuiste nominada a Mejor Actuación Especial. Cuéntanos: ¿Cómo fue trabajar en este proyecto y recibir la nominación? 

A: La película no sólo fue nominada a los Goya, sino que fue la ganadora ese año en esa mención. Así que fue una alegría inmensa para mí y para todas las personas de Venezuela que ganásemos el primer Premio Goya para nuestro país. Trabajar en esta película me trajo muchas satisfacciones, empezando por haber tenido la dicha de ser dirigida por mi talentoso amigo Miguel Ferrari. Tuve la oportunidad de actuar en otro idioma (¡el japonés!), que junto al trabajo de acentos es algo que me gusta mucho; y además estar arropada por un equipo increíble. Algo mágico ocurrió con este proyecto y es que de allí nacieron grandes amistades que forman parte importante de mi vida hoy en día.

Arlette Torres en Azul y No Tan Rosa
Arlette Torres en una escena de la película| Foto: IMDb

 

E: En El Embarcadero, trabajaste con nombres conocidos, como Verónica Sánchez, Irene Arcos y Álvaro Morte, además de Álex Rodrigo, conocido por dirigir La Casa de Papel y Vis a Vis. Tu personaje, Keyla, tuvo una relación homosexual con una de sus alumnas y, en una de sus escenas, esta relación, que era secreta, fue negada para no perjudicar su trabajo. Para ti, ¿cuál es la importancia de interpretar un personaje LGBTQIA+, principalmente hoy en día? ¿Y cómo fue la experiencia? 

A: Considero importantísimo y vital la representación en la ficción nacional e internacional, además de otros ámbitos, de todas las personas que históricamente han sido marginadas, discriminadas u oprimidas de alguna manera, por parte de un sistema social que desafortunadamente hoy en día sigue repudiando lo “diferente”: ya sea por nuestra etnia, orígenes, orientación o identidad sexual, religión, capacidades diversas, etc. Hay que dar visibilidad a lo que somos, al que existimos, a la realidad mundial de la que somos parte.

Para mí, ha sido un gran orgullo, un honor y hasta un hermoso regalo haber tenido la oportunidad de interpretar en mi carrera, además de Keyla, varios personajes que forman parte de la comunidad LGBTQIA+. Mi experiencia, en particular, en El embarcadero fue hermosa. Creo que precisamente el hecho de verse socialmente obligada a negar su relación, por miedo a retaliaciones por muchos motivos, le convirtió en un personaje entrañable. Más allá de que el espectador pudiera estar más o menos de acuerdo con sus decisiones, éstas eran “comprensibles”. 

Es curioso, ahora que lo pienso. Actualmente se está emitiendo en España una serie llamada Señoras del (h)AMPA, en la que también interpreto un personaje LGBTQIA+; pero esta vez, a diferencia de Keyla, Raquel (que es como me llamo en la serie) defiende a capa y espada su ser, su identidad, su orientación e incluso acaba con su relación amorosa porque es su pareja quien tiene miedo a asumirse. Ha sido también una experiencia preciosa.

E: Hablando un poquito sobre teatro: estuviste en más de 20 producciones y por supuesto que también has aprendido muchísimo con ellas, principalmente porque todo artista siempre dice que el escenario es como una escuela de artes. ¿Puedes contarnos un poquito de tu historia con el teatro? ¿Cuál pieza teatral te ha marcado más?

A: Es mi base actoral, fue donde comencé a formarme como actriz. Me inicié haciendo teatro infantil y narración oral. De hecho, ésta es una rama que sigue gustándome mucho y a la que por cosas de la vida me he dedicado poco en los últimos años. Posteriormente, mis estudios en la Compañía Nacional hicieron que centrarse más mis energías en el oficio, y que descubriese que dedicarme profesionalmente a la interpretación era algo factible y realizable. Allí además conocí a muchas de las personas con las que luego trabajé en varios proyectos en el ámbito profesional, que además estas personas son grandes amigas y compañeras hoy en día.

Así que efectivamente para mí, el teatro es parte esencial de mi carrera. Aun cuando no es para nada un secreto mi gran amor y pasión por el cine y el mundo audiovisual, el teatro se presenta para mí como indispensable: es mi lugar de trance, donde suelto el cuerpo y me dejo sacudir entera por la energía. Esto es precisamente lo que me ocurrió en Mackie, una pieza de creación colectiva de teatro físico en la que trabajé con Escena de Caracas, y Romeo y Julieta, obra con la que nos graduamos en la Compañía Nacional. Aunque reitero, todos los proyectos en los que he trabajado han dejado huella en mí.

E: Como somos de Brasil, queremos saber: ¿conoces un poco de nuestra cultura? ¿Hay algún artista brasileño que te guste?

A: Me encanta Brasil y nunca he tenido la oportunidad de viajar allí. Me gustaría conocer un poco más de vuestra cultura. A mi mamá y a mi abuela le encantaban las telenovelas brasileñas. ¡Yo crecí viéndolas casi todas! La esclava Isaura, Vale todo, Pantanal, Selva de Piedra, Vampi, Xica Da Silva, son de mis favoritas. Por otra parte, me gusta mucho la música brasileña (Vanessa Da Mata y Caetano Veloso, por ejemplo), el cine brasileño (El Beso de la Mujer Araña o Estación Central) y admiro a una maravillosa actriz, con quien además tengo el honor de compartir nombre: Fernanda Montenegro (Arlette Torres). 

E: Si pudieras actuar con cualquier artista de Latinoamérica, ¿quién sería? ¿Y qué tipo de personaje te gustaría interpretar?

A: Me gusta mucho Pedro Pascal, es un actor muy versátil y polifacético, tanto físicamente como a nivel interpretativo. Es algo que me interesa especialmente. Me encantaría trabajar con él. Y también con una actriz venezolana maravillosa que se llama María Cristina Lozada, de las grandes ligas. 

Me gusta interpretar todo tipo de personajes, al final todo se trata de jugar y descubrirles; sobre todo aquellos que me permitan desarrollar nuevas facetas, que me saquen de mi zona de confort, que me reten (física, emocional y mentalmente) para construirles. Tengo en mi lista de pendientes en cine o en una serie una villana antagonista; es algo que me fliparía muchísimo hacer.

E: ¿Cómo has enfrentado la Pandemia? ¿Hay algún consejo que nos puedas dar? 

A: Supongo que un poco como todas las personas, esto ha sido una gran prueba para poner en práctica la paciencia, la serenidad y la empatía. No me he quejado (ni me quejo) de nada en absoluto en ese sentido, porque tengo presente que hay muchas personas que han pasado (y siguen pasando) muchas dificultades. Y que yo he tenido (y tengo) la fortuna de tener salud, un techo y comida; y asimismo mi familia y afectos. Así que doy las gracias al universo cada día por ello. 

Creo que el agradecimiento es importante para la vida en general. Te hace vibrar en una energía de plenitud y no de carencias. No soy mucho de dar consejos, aunque sí de compartir, desde mi experiencia, lo que a mí me ha hecho bien y que tal vez puede funcionar a otras personas. Hace muchos años que practico yoga y meditación y para mí ambas fueron claves (y siguen siéndolo) durante todo este proceso, desde el confinamiento hasta todo lo que ha venido después. Para mí es vital entrenarme para mantener mi cuerpo, mi corazón y mi mente sanas y limpias, en la medida de lo posible.

E: ¿Y cómo está el entretenimiento y la realidad de artistas en tu país? 

A: Un poco como todo en Venezuela, la verdad. Todo es prácticamente una meta maratónica. La mayoría de los pocos proyectos que se llevan a cabo, se hacen posible a partir de inversiones privadas que, en Venezuela, como podrás imaginar son muy pocas. Prácticamente todas las instituciones públicas están administradas por funcionarios puestos a dedo por el régimen gubernamental que hace y deshace a su gusto y parecer, de acuerdo a lo que le conviene.

Muchas producciones, por ejemplo, han sido incluso vetadas y prohibidos sus estrenos y exhibición, aludiendo al incumplimiento de asuntos de orden burocrático, cuando en realidad se debe a la censura pura y dura que se ha impuesto. Bajo estas circunstancias se dificulta todo y muchos actores y actrices, y personas de los equipos técnicos, equipos de producción, dirección, guión, dirección de fotografía, etc.. se han ido del país en busca de mejores condiciones laborales y de vida, como lo han hecho en general las más de 5 millones de personas venezolanas que han tenido que emigrar en los últimos años.

Quienes aún siguen allí, intentan resistir y sobrevivir en medio de esas condiciones paupérrimas. Curiosamente, de entre las cenizas siempre renacen nuevas ideas y allí, en medio de toda la crisis social, económica y política, se siguen creando -como se puede- hermosos proyectos. La cultura, como en todas partes, se niega a morir, porque es parte de lo que mantiene vivas a todas las personas.

E: Finalmente, ¡deja un mensaje a todas las personas que leerán esta entrevista y que acompañan las noticias del entretenimiento latino!

A: Muchas gracias a todas las personas que siguen apoyando la cultura y nuestro trabajo. Sin ustedes sería imposible continuar. Estoy muy contenta con esta entrevista y les deseo muchos éxitos siempre. ¡Abrazos a toda mi gente en Latinoamérica!

Vea el tráiler de Azul y No Tan Rosa, ganador de los Premios Goya 2019:

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*Crédito da la foto destacada: Divulgación / Instagram: Arlette Torres / Enrique Cidoncha

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